domingo, 2 de septiembre de 2007

SOLAC - Santa Cruz De Flores.


Producto del terremoto que azoto el país este 15 de agosto, una serie de localidades y pueblos del sur del país se han declarado en emergencia. A solo 80km al sur de la capital, Lima, encontramos una localidad que había sufrido los embates de la naturaleza y a quien pocos habían salido a auxiliar.

Santa Cruz de Flores es una localidad agrícola, dedicada principalmente al cultivo de la manzana y la uva. Ellos, así como muchos otros pueblos camino al sur, vieron derrumbarse la noche del 15 a un gran número de viviendas, mientras que muchas otras mostraban peligrosos signos de debilitamiento. Así, el terremoto dejaba un saldo de 60% de viviendas derrumbadas, lo que significa cerca de 800 familias viviendo a la intemperie. La causa de esto no sólo fue la magnitud del terremoto, sino también la precariedad con que muchas familias viven en las zonas rurales del país, de lo cual la construcción de sus viviendas es prueba tangible.

Ante el desastre ocurrido y la falta de recursos que impide a las familias afectadas reponerse rápidamente, SOLAC decidió realizar una campaña a favor de los damnificados de la zona. Es así que gracias a las generosas donaciones de los socios y amigos de la asociación pudimos llevar a cabo las actividades programadas para la campaña. Luego de una salida preliminar al campo, el día 23 de agosto, se consolidó un equipo de 6 personas quienes estaríamos a cargo no sólo de la adquisición de víveres, frazadas y colchones, sino también de las actividades recreativas para niños y el reparto de las donaciones.

El día 25 de agosto enrumbamos hacia la zona del desastre, junto con Gloria, el VW rojo del '79 que nos apoya en nuestros proyectos, y un auto transportando a los miembros del equipo. Llegamos alrededor del mediodía, encontrando en la plaza de armas un gran número de niños reunidos, acompañando a los adultos, atareados por el desastre y buscando formas con las cuales paliar su situación.

La jornada comenzó con la separación por equipos, uno se encargaría de peinar la zona para identificar casos críticos con el fin de hacer una repartición justa de las donaciones, mientras que el otro equipo se encargaría de entretener a los niños, intentando aliviar el susto y estrés causados fechas anteriores.









La repartición de donaciones fue una tarea dura, los casos críticos eran innumerables y la tensión generada por querer recibir la ayuda que llevábamos era una prueba de la poca atención que habían recibido los pobladores. Luego de cerca de 4 horas de recorrido y distribución se logró repartir los 150 metros de plásticos aislante que requerían las familias para cubrir sus viviendas provisionales, las latas de leche y atún, el arroz, menestras, colchones, frazadas y demás. Paralelamente, las actividades recreativas iban siendo un éxito, ya se con el taller de caras pintadas como con los juegos y finalmente con las 2 piñatas que llevamos para cerrar la jornada. El resultado: una población agradecida y una masa de niños sonrientes.

Ante las muestras de gratitud de la población, sólo nos queda transmitírselas a ustedes, amigos y compañeros, quienes permitieron que esta campaña se haga realidad y también a quienes ejecutaron las actividades planificadas: David Goodman, Ashley Handerson, Valentina Martufi, Martha Dormal, José Luis Incio y Juan Francisco Chávez.

Hasta otra oportunidad…

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